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Ciela, La soledad, dicen, no es buena consejera. Para mí suele estar sobrevalorada. En la literatura clásica los personajes son solitarios y omnipotentes. Cargan con la soledad sobre sus espaldas y lo hacen con tenacidad y muy buenos resultados. En cambio, los personajes de la cultura pop de los noventas  son suntuosos. Grandotes. Siempre bien y muy acompañados. Imaginemos por un momento a Don Corleone con una banda de amigos como los de la Golden Rocket. De cualquier manera, los de la Golden Rocket fueron mucho menos interesantes que el señor de la cosa nostra siciliana. Pero las preguntas que dieron vida a la cultura contemporánea tuvieron que ver con eso: de qué vale ser la mafia, o el viejo que domina al mar, o el conde que cocina una venganza épica, o incluso el príncipe de la rosa. A cambio había que entregar demasiado. Hace mucho que no me siento solo. El niño ayuda a que no haya lugar para esa sensación. No obstante, sin saber cómo ni por qué, cuando pasa mucho tiempo y no te v
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Copito, Renovar la vida es como hacer trampa. En todas las pantallas vemos cómo se extinguen los sueños, las pasiones, los argumentos, la moral, la salud, el buen gusto, los montes, lo descolonizado. Te podría decir que se extingue todo lo que me importa. Y que a esa extinción la miró a través de una pantallita. Hasta hay veces en las que soy cliente premium de algunas pantallas. Allí se muestra a través de la música o de los vídeos esta pausada pero irremediable decadencia. Y celebrar el paso del tiempo es lo más parecido a hacer trampa. Es como jugar contra la banca y salir ganando. Es la última escena de la película La odisea de los giles. O es una de las cartas con dibujo que A'ida le escribe a Xavier, ella en libertad y él preso, en el libro de Berger. Celebrar la vida equivale a disfrutar de las pequeñas cosas que nos mantienen aferrados. A pesar de la miseria humana que vemos en las pantallas decidimos seguir acá. No nos marchamos, apostamos al amor, creemos en la revolu

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Copo, Tal como lo pensé. Los sueños se fueron disipando. Dejaron el lugar vacío para que surjan otras cosas. Por ejemplo, una pregunta. ¿A quién le escribo? O mejor dicho: ¿Por qué te escribo? Hay una escena que vuelve a mi cabeza todo el tiempo. Tus ojos grandes y tus labios resquebrajados por la sequedad del invierno están encima mío. Tus axilas tienen una leve y apenas perceptible marca de humedad. Acabamos de transpirar juntos. Es una imagen lejana. Es una evocación de un pasado que hace tiempo se esfumó. No recuerdo ni la suavidad de tu entrepierna, ni la rugosidad de la palma de tu mano. Creo que si hago un esfuerzo logro captar un momento. Pero tal vez me lo inventé. Fue un instante en el que intentaste bajar con tu boca hacia mi pene. Pero todo es gris. Todo es pretérito. Lo que no me explico es la permanecía de esa imagen. Me refiero a la de tus ojos y tus labios desnudos. Están encima mío cuando cierro los ojos y permanecen allí por más que los abra. Hace algunas sema

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Fantasma, Ayer y hoy volvió a suceder. No lo planifico. Ocurre sin que pueda detenerlo. Sueño casi siempre la misma escena. Una en la que vos estás enajenada. Con lo cual estoy seguro de algo: la del sueño no sos vos. Ya no sé quién sos. El personaje de mis sueños es un ser espeluznante. No sale fuego de su boca. Pero de adentro suyo salen palabras grises e invernales. Todo está muerto. Y para que haya vida no alcanza el agua. Eso que yo riego y riego y riego, y vuelvo a regar. El personaje tiene tu cara. Tu cara, pero le falta la sonrisa. O alguna mueca que te hace maravillosa. Por eso me confundo y pienso que sos vos. Más tarde me convierto en un escalador. Trepo por tu "cintura cósmica", como dice la canción. O al menos eso intento, porque siempre acabo en el suelo. Busco un vino tinto y te aviso que te espero a las 22. La noche oscurece. Me encuentra sentado, el vino destapado, dos vasos en la mesa, uno solo tiene sentido, el otro sobra, al otro nadie lo usa. Tal

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Copo, ¿Por qué te invito a dormir? A decir verdad, no sé a quién le puede caer bien o mal que duermas con nosotros dos --el niño y yo--. Sí, es probable que la gran mayoría de las personas --y aquí te incluyo-- piense en lo correcto y lo incorrecto. Es posible. Sin embargo, hay que ver de verdad quién establece las categorías con las que edificamos nuestra moral. De todos modos, mi invitación no tiene que ver con poner a prueba a las normas burguesas, no. Te invito porque la humedad de tu entrepierna, sopando la punta de mis dedos, cuando éstos ya descubrieron tu pubis tupido y la suavidad de la carne de allá abajo, vuelve una y otra vez a la memoria como una imagen viva y de repente el invierno se convierte en verano, ya no estoy más acá, estoy en una playa; bah, estamos, y vos te corrés la parte de abajo de la bikini, entrás la mano a mi short para sacar ésto, y con habilidad ponés todo en su lugar, y te movés, te movés... Movés. Bueno, para ser del todo honesto tampoco te invito

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Juli, Un tema que desde niño concentra mi atención es un fenómeno físico. En primer año de la secundaria me llevé física previa y para rendirla, sin querer, estudié el programa de sexto año. Desde esa vez, manejo el tema con soltura, pese a que en marzo tampoco obtuve buenos resultados en la evaluación (el programa de sexto no incluía la bolilla "universo" y fue exactamente ese el tema que me tocó defender). Como te venía diciendo, estudié la asignatura y sus principales ejes, así que durante varios años me jacté de manejar esos contenidos educativos. De todo lo que estudié algo que realmente me sorprendió fue el proceso de traslación del sonido. El sonido se transmite a través de ondas que se producen a partir de vibraciones. Viajan por el aire y son percepciones que los cerebros del reino animal son capaces de captar a través del oído. El cerebro humano, por sus particularidades, puede también codificar y decodificar los sonidos que se producen. Es fantástico el tema, per

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Juli, Las noches de invierno me llevan a lugares entrañables. (Uno de esos lugares es tu cuerpo, que no reposa aunque deba hacerlo, aunque lo tenga indicado. Se desnuda entero y tu mano baja como una golondrina que se queda atrás del grupo en medio del viaje, agarra lo que sea que haya bajado a buscar y lo unta por allá debajo. El resto lo hace el peso mismo de tu lánguido esqueleto, que sube, que baja, que muerde sus propios labios, que suelta suspiros, que aprieta, que gime, que siente. Goza. Mete. Exprime. Saborea. Empapa. Vuela). El invierno siempre me lleva a estos lugares donde quiero volver con mayor frecuencia. Es la estación del año que guarda un parentesco con el deseo; es ese tío viejo que sin hacer alarde del lazo parental, lleva al sobrino --el deseo-- de la mano y lo presenta en fiestas, en el trabajo, se jacta de tenerlo consigo. Entre los inviernos que recuerdo, no hubo otro que muestre un eclipse total del sol y otro parcial de luna. (Otra cosa igual de extraña, como

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Cariño, ¿A qué suenan siete letras que combinadas dicen un nombre? De repente el universo se vuelve así de pequeño. ¿Cuánto demoro en decir tu nombre? ¿Cuántas veces lo digo durante el día? ¿Cuán enamorado puede estar una persona si ya dijo que no volvería a estarlo? Nadie nos prepara para la vida; nadie nos avisa que vamos a vivir rodeados de preguntas. Uno entrega una parte de sí mismo cuando ama. Deja que por los poros salgan las debilidades que más ocultó; se convierte en papel barrilete, que se arruga por cualquier cosa y se destiñe con una gota. Uno se clava como una bandera que aún no fue nombrada y espera que la conquista resulte bien, por más que todos los pronósticos anuncien vientos de fuerte potencia y frías temperaturas. Uno se asusta, pero qué más da, ya no puede controlar nada; basta con que aparezcan las siete letras del nombre de la muchacha que sonríe y la magia se vuelve una pequeñez. Basta que ella aparezca. Basta la idea de que existe, para que uno se clave y se

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Copo, Te voy a contar algo. Por lo general, no escribo sobre la gente con la que hago el amor. La sensación que me aborda es la de intimidad; como si hubiera descubierto un oráculo y le estuviera hablando de él a un público ocasional. Así que no escribo, no hablo de las personas. Tampoco tengo relaciones con cualquier persona, soy por demás selectivo. Pero con vos, Copo, me pasa algo distinto. Cuando hago silencio pienso que el mundo necesita escuchar. En silencio escuché cómo sos, te observé, ví con mis propios ojos actos y actos de una mujer solidaria, comprensiva, inteligente, acertiva. Sí, es verdad que no comulgo con todo lo que decís o lo que pensás, especialmente con tus inclinaciones por la metafísica. A pesar de eso (que se todos modos no podría ser un problema) cuando hablás de temas que para mí son intrascendentes, de cualquier manera atraes mi atención. Yo te ví, te escuché, hacer y decir cosas grandiosas. Claro que la electricidad que siente mi cuerpo, cuando está en el

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Bruji, En otra oportunidad hablaremos del robo, del eclipse, de las ganas que me quedaron esta mañana de estar con vos acostados, mirando el techo, cuidando de tus dolores. Ahora me voy a dedicar a otro tema. Tus besos. ¿Qué tienen que me obsesionan? Porque es verdad que no paro de pensar en la forma tuya de hacer el amor; en la manera en que lo hacés cuando estamos juntos y en que me encantaría hacerlo una y otra vez para mejorar, de mi parte, en todo lo que se pueda. ¡Ay pero tus besos! Esos sí que no tienen punto de comparación. Son una brisita fresca, un mimo de terciopelo, una cucharada de adrenalina, un bocado de helado de crema del cielo, una caminata nocturna a la vera del río, un cuento de Hemingway, una postal de Venecia, la orilla de un océano, el agua cálida del mate, una mano compañera en los momentos tristes, una calesita con sortija, un bombón de crema, una calle con hojas de otoño, un pulso eléctrico para el corazón, una tarde de pinturas y dibujos, un viaje a Irlan

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Chinita linda, Conocer a alguien es todo un ejercicio. Es el papel en blanco cuando uno se sienta a escribir: tiene todo ésto y todo aquello; lo emocionante y lo temerario. Cuando te ví entrar la vez de la jornada de formación, en La Organización, ya tenía alguna idea del interés que podría sentir por vos. No, no porque fueras una mujer bonita, sino por los primeros gestos que hiciste, de transitar toda la mesa saludando a cada uno, entrar riendo, hacer comentarios sobre lo que veías, de ésto, de lo otro. (Después de un tiempo, pensando y pensando, cuando supe tu nombre completo, caí en la cuenta de que te había agregado al Facebook hacía un tiempo atrás, cuando contacté a gente de tu misma familia, o de tu familia ampliada, por una nota periodística que me pidieron para un diario de esta ciudad). No te conocía allí, cuando acabaste de entrar, y sin embargo tuve esta corazonada que te digo. Después las cosas hicieron que te escribiera (sé muy bien por qué, quería que vos integraras u

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Copito, Por qué te sorprende que la gente guste de vos. Lo raro, te diré, sería lo contrario. Sos una persona hermosa en todos los aspectos. Tenés la sonrisa que marea, la voz que cautiva, los hombros que atraen, los abrazos que calman, la inteligencia que conmueve, los pies... los pies fríos, las orejas duras, los besos que encienden, la mirada que penetra, la pelvis que electrifica, el sexo que humedece, la cintura que acalora, las manos que fermentan, el humor que adoctrina, la lengua... la lengua adictiva. Podría seguir por años. ¿Por qué los otros no gustaríamos de vos? A mí lo robótico me parecería que no te miren las mujeres y los varones. Que no gustemos de vos. Que cuando vos abrís la puerta del consultorio de zona Norte no se aloquen las mariposas de la panza. Sí, es verdad, vos podés rechazarnos (podría contarte sobre esto por años), pero realmente creés que tu poder alcanza para hacer lo natural artificial y que los demás nos privemos de gustar de vos. Si creés eso, para

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Juli, Dormir se volvió un anhelo. Pero ya va a pasar, ya va a pasar. Hay algunos periodos en que la cabeza va más rápido que todas las demás necesidades. Le damos vueltas a los asuntos y no los entendemos. Juli sonaba hasta ayer; no, hasta antes de ayer, como una melodía acaramelada compañera chupetín verde agüita luna llena sombra de Álamo albahaca zambita luz azul etcétera. Como algo tan enorme se amotina en la distancia para convertirse en jota, u , ele e i. Después del Big Bang, ¿cuántas extinciones debimos soportar? Dormir, en épocas donde el sueño no se fabrica en serie, es un lujo disfuncional. No colabora con el acto de aclarar. Menos aún con el de sosegar. (El sosiego es una aspiración tan de clase alta, que asusta, que espanta). Ya no voy a tener que querer más dormir con vos, ni acariciarte la espalda. Ya escribirte un mensaje de ha vuelto un acto extraño. No, mejor dicho, estrafalario. No hay problemas, yo contaba, entre las posibilidades posibles, con esta posibilidad.

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Copo, La vida es injusta --cosa repetida ésta que te estoy escribiendo--. La vida es insoportablemente injusta. Elsa y Juán tienen dos niños; hasta ayer, los cuatro dormían en la Plaza San Martín. El Gobierno de la provincia llegó con sus técnicos y lo primero que hizo fue judicializar a los niños para separarlos de sus padres. Estos chicos ahora viven bajo la tutela del Estado porque el matrimonio no es apto para cuidarlos. Elsa se quedó sin trabajo hace corto tiempo porque el dueño del supermercado que la empleaba en negro, la echó (al dueño no lo judicializaron, por inútil o aprovechador). Juán nunca pudo terminar sus estudios porque su padre necesitaba que él trabajara para sostener la economía del hogar. Ya nadie le da trabajo: en la construcción no hay, lo echan de las esquinas en las que limpiaba vidrios, la policía lo tiene fichado. Nadie judicializó la historia de Juán, simplemente no se puede penalizar las calamidades que viven las personas, sólo sus consecuencias y siempre,

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Bonita, Te extraño con anhelo, con urgencia, con la furia de las batallas que lanzan los alguaciles de la libertad. Así te extraño. Que te estén abrazando y todo sea mágico. Beso.

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Copito, Tengo un poco naturalizado el hecho de que me gustás. Pero hoy apareció --después de algunos tragos y buenas conversaciones-- algo así como el esqueleto en el que se sostiene... ¿esta admiración?, ¿este enamoramiento?. Fuera de aspectos físicos --tuyos, innegables--, por un lado, y de las referencias que mi hermana una tras otra enumera sobre tu persona (qué importantes se vuelven las referencias de las personas que queremos), por el otro, hay algo de vos que eclipsa. ¿Vos sabés lo que es un eclipse, verdad? Un objeto que a menudo no percibimos --por lo general, no lo notamos a raíz de su falta de luz-- pasa a un plano brillante porque la traslación de otro objeto lo descubre, lo ilumina, o lo pone en una capa distinta y cambia su sustancia en relación a nosotros mismos. Dicho de manera más simple, es un juego entre aquello que se tapa y se destapa. Entonces un eclipse puede ser revelador o, por lo contrario, el más grande de los escondites. Los tragos y las divagaciones men

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Juli, Bueno, no importa. No podemos vernos. Hace días que no podemos y supongo que está bien. Al fin y al cabo, qué son estas ganas físicas de abrazarte, de escuchar la voz de tu voz. De que me cuentes las últimas novedades. No importa. Hoy fue lo que la gente llama mi cumpleaños. Son 36 en total. A cada año lo viví con una pasión inmensa, con ganas reales de vivirlos. Hoy me llenaron... mejor dicho, me inundaron de amor, de palabras enormes, de gestos que desde ya me parecen desmedidos. Llamadas, visitas, mensajes inesperados, gente que viajó de otras provincias, Roque que no paró un segundo de darme amor. Vos, que tuviste un gesto enorme, en medio de esta sordera que me provocan las ganas de verte. Es verdad, anoche no dormí, pero cuando temprano sonó tu llamada corrí a atender el teléfono y ahí estabas, tu sonrisa plena, la suavidad de tu piel, los mates, tu cálido cariño, la manera de mirar... Ahí estabas, yo estiraba un poco los brazos y alcanzaba a abrazarte. No importa que no

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Copo, Ahora, esa entrevista que te dije, la que te quiero hacer, gana muchísima urgencia. Puede ser que sean las ganas de verte, de pasar un rato con vos; aunque sea un rato, de vernos, pasear, ir a esa obra de teatro, o al cine, o a mirar los patos de la isla que está detrás del Pabellón Brujas. No importa demasiado qué hagamos, el motor es las ganas de seguir construyendo juntos. Seguro es eso. Voy a hacer una digresión. De acuerdo a mí experiencia, el tiempo con vos es como un subibaja. Después de un rato que pasamos allá arriba, es como si por alguna cosa que no alcanzo a entender, bajáramos y nos quedáramos cerca del suelo. ¿Hasta la próxima vez que nos veamos? No lo sé. Los hechos muestran hasta donde te acabo de describir. Después no sé qué sigue. Volviendo al tema, te escribo esta carta para hablar de la entrevista. Es verdad que la urgencia puede estar ligada a las ganas de compartir momentos con vos. Sin embargo, digo con toda seguridad que hay un interés superior y genuin

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Cariño, Kevin se salvó de la muerte. Algún día te voy a contar todos los pormenores de esa operación y no lo vas a poder creer. Bah, sí lo vas a creer, pero te va a dar mucha bronca y angustia. A mí me gusta contarte este tipo de cosas porque, cómo decís vos, después las convertís en lucha, en acciones, en organización. Te digo cariño porque te quiero. Porque te amo. Tengo por vos un amor de estos que no se declaran. Un amor que se ejercita y se va construyendo desde lo más abajo. A mí no me da miedo amar. A mí me da miedo capitalizar. Entrar en esa lógica de acumulación, intercambio, beneficios; la propiedad, me da miedo. Pero amar, lo que se dice "amar" --del verbo libertad--, eso a mí me encanta. Cómo te decía. Kevin se salvó una vez más de la muerte. Esto no es joda. Esto no es joda. Esto no es joda, repito. Hoy comió en La Organización y lo hizo porque pudo zafar. Le costó una pierna, pero su corazón late, la sangre sigue circulando por las venas. No se murió. ¿Qué e

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Kiosco, Últimamente los horóscopos dicen cualquier cosa. A mí me dieron que iba a conocer a una tal Julieta R. que es dueña de un consultorio para ver las montañas y el horizonte. Que después de ir salís un poco curado. Entonces cerré el texto que leía y me vi al espejo, para preguntarle a esa imagen animada de qué querría curarse. Un poco en joda, decimos que todo el tiempo nos estamos arreglando. Vos pensá en la vida. La vida es una divertida secuencia de reparaciones. Siempre andamos ajustando alguna cosa, mejorando otra, cambiando aquello que rompimos o vamos a romper. Los defectos, las roturas y los desperfectos hay que solucionarlos de la manera más ágil y barata. Eso, si lo pensás en frío, es vivir. El último horóscopo me dijo que iba a conocer a una tal reparadora de asuntos. Me iba a mostrar paisajes, me iba a hacer pensar. Una tal R. Julieta. Me veo y no sé por dónde empezar. Me gusto así, un manojo un poco roto, otro poco lastimado. Estas heridas me hacen acordar hacia dó

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Julieta, ¿A qué hora te busco? ¿Vamos a Carlos Paz, te parece? ¿Estacionamos en la avenida Arturo Humberto Illia y caminamos hasta algún banquito? ¿Nos sentamos y vos te acercás tanto que puedo oler tus ideas? ¿Después, si hace frío volvemos al auto? ¿Comemos pizza, Julieta, con una Fanta? ¿Pero podemos volver a la ciudad y comprar un vino, si querés después lo dejás en algún estante de tu casa, si no lo terminamos? ¿Tenés sacacorcho? ¿Algún vecino? ¿Si logramos abrir el vino, puedo aprovechar para verte sonreír un rato? ¿Al sillón? ¿Tenemos tiempo? ¿Hacemos una burbuja? ¿La hago yo, que todavía no gasté ninguna en la vida? ¿Seguimos en el sillón? ¿Ponés cumbia? ¿Sabés bailar? ¿Querés que te rasque? ¿Y que te haga ésto? ¿Y ésto? ¿Te parece bien acercar tu cara, tanto? ¿A mi cara? ¿Tanto? ¿No deberías tener cuidado? ¿Tanto? ¿Por eso corrés la boca? ¿Por eso te volvés a acercar? ¿Por eso sonríen hasta tus hombros? ¿Escuchás la música o la apagamos? ¿Decime, se apagó o ya no escucho más

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Copo, Me acuerdo cuando eras un puntito. No, exagero. Ni siquiera eras un punto. Me acuerdo cuando para mí eras la nada; la molécula de tu aparición (una promesa). Entonces después fuiste, sí, un puntito. Y de ese latigazo molecular vino luego una explosión. Todo empezó un 7 de mayo con un mensaje. Hola Copo, soy Julio, el de la Organización. Esa fue la raíz del big bang, de nuestro propio sistema de expansión, del que quisimos ir inventando. Hay gente que reniega de ciertas teorías y entra en guerra con la idea del desarrollo humano, con las distintas ideas y con algunos de sus aportes. Desde un punto de vista personal, creo que es natural que la gente tenga dudas existenciales. Pero en otro sentido, también pienso que reflexionar sobre la historia de los fenómenos y las cosas reafirma en nuestra especie la importancia de estar vivos y de confirmar --o descubrir otras explicaciones posible-- las razones de nuestro devenir. Después está la gente que estudia Ciencias políticas, a esa

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Kiosquito, La lluvia llegó y sorprendió a toda la ciudad. A mí la lluvia me lleva a un lugar sin tiempo; Calmayo, por ejemplo; ahí. Me imagino en el sillón que queda al lado del hogar, unos leños prendidos, vino, vos, libros, piel, caricias, gemidos, miradas, tranquilidad, abrazos. El techo de testigo, en una noche fría pero cálida. Antes de que comenzara a llover recorrí varios puntos de la ciudad. De verdad que todavía ni se presentía la llovizna. Distintos grupos de mujeres me convocaron a hablar sobre sus sueños, sus productivas, sus luchas. El mundo va a ser tan amable cuando esté en manos de estas chicas, y ese momento va a llegar, y ese momento va a llegar, y ese momento va a llegar, te lo aseguro. Durante el recorrido me acordé de las virtudes que te encuentro a vos (no las físicas, las demás) y me dije a mi mismo que sos una de las mujeres que yo admiro. Y además me dije que encontraba muy auténtico todo lo que hacés. En algún momento te dije que tus inquietudes aparentan s

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Bella, Enganchado, en mi barrio, quiere decir enamorado. Que es lo mismo a decir que siento amor por vos. (Hacé lo que quieras, si querés me podés mandar una escribana y un abogado, prescribir lo que a vos se te cante, no soy de tener miedo ni de echarme para atrás). Qué quiere decir esto: que cuando me acuesto me duermo pensando en vos y cuando me despierto estoy haciendo lo mismo; es más, tengo mis serias sospechas de que mientras duermo la cosa no cambia. No te voy a pedir disculpás por esto que siento ni me voy a hacer el tonto conmigo mismo. Pero sí vale aclarar que esta cosa hermosa que me empezó a pasar no implica más que este acto de sinceridad. Yo creo en los vínculos fuertes, sanos, libres. Creo que el compromiso es preocuparse por el otro cuando la está pasando mal, tanto como lo contrario: alegrarse cuando le ocurren cosas lindas. Estoy enganchado, bella, y en parte tiene que ver con la persona que sos. Al principio me costaba menos, pero pasó el tiempo y las palabras

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Copo, Hace unas semanas que me muevo por el mundo como si quisiera comprobar algún rastro, alguna prueba fehaciente de tu existencia. Me siento como en esas pesadillas, o en esos dibujitos animados que los personajes se pellizcan a sí mismos para corroborar que viven en la realidad (una escena muy trillada). Hoy se me ocurrió ir al teatro con vos, si es que se comprueba que sos verdad. Y que después del teatro --pensé-- viniésemos para casa y nos acostásemos y nos mimásemos. No, esa parte no la pensé, pero forma parte de mi deseo. Mientras ideaba lo de la salida al teatro armaba en mi imaginación una lista de preguntas que te haría. ¿Por qué carajo me das bola? Lo tuyo --me dije-- es un sentimiento platónico. Es decir, que te es fácil contarlo --contármelo a mi-- pero muy difícil de practicar. O tal vez es otra cosa: como idea te suena linda, te suena atractiva, pero como práctica te interesa muy poco. Esto del blog (del vínculo escrito, distante) puede que colabore con esa escencia